fué alrededor de las 12:27 am, noche tranquila, en su guarida yacía cierto aroma fúnebre pero exitante; sólo tomó aquella notebook e intentose volar fuera de su conciente, ruidos, gritos de agonía rodeaban la atmósfera, silencio, otravez aullidos suplicantes mordíanle los escrúpulos rasgando al asesino que guardaba su ser hasta hoy.
Se levantó y vió a su víctima a los ojos, buscó al cómplice perfecto que le empujara a realizar esa dicha de la muerte entre sus manos, se picó el orgullo y con manos temblorosas tomó al inocente sin destino y lo ahogó en una cubeta roja, sin remordimientos, sin quejas, sólo miró como se agitaba el agua con susurroz de esperanza esfumada, antes de que el agua llegase a los pulmones; jugó con él, girandolo para marearlo y así volviera el estómago acentuando la tortura, desprendió de la sujeta que lo aprisionaba y tomó al cadaver, lo vio tan frío como su sangre, como sus sueños, lo tocó para cerciorarse de sus reflejos produciendo una incontrolable sed de muerte, de instinto, de un asesino.
Y sólo recuerdo que desde entonces quiero más.
Clases de drogas
9 years ago