No quedaron fuerzas para otras cosas, ni días derramados, sólo momentos que cuesta trabajo ignorar, avocando vagar en ausencia de este antídoto mortal, que mora a mi alrededor --como ave de carroña-- asechando esto que se siente, cuando te busco en la penumbra de una ciudad mediática, descapitalizada, llena de géneros conocidos; ahumados de quejas y vagos objetivos, persistiendo condenar la escencia vital que los mantiene --de alguna manera presentes-- sintiéndose vivos por curiosidad de saber que les aguarda.
Ya no espero, no ansío, sólo deliro escurrirme cruzar las lúcidas celdas de soledad que has sembrado, y crecen como mala-hierba, que me hace alucinarte en lugares equivocados, donde no te encuentro, donde no te escucho, ni te leo, donde no hay suficientes hojas de periódico para llenar el hueco que produces; las últimas noticias, me han dejado como si nadie las conociera, como si no existiera nada más trascendente, que éste artículo de primera plana que publica mi sentir, por que no coincido con el estribor de la nave que pasa naufragándome los días, en todo mi derredor.
Me fastidia extrañarte, por que sé que no estarás los próximos segundos, agonizándome del presente al futuro, pues el pasado murió y sigue falleciendo --como enfoques de invidentes reconociendo un lugar-- que más, que esperar? Al momento extraviado me trace la ruta que me condusca a tu ser, para no retenerte en ideas que devoran éste trozo de carne cruda, que no te tiene aquí.
Aún celebrando el aniversario de la soledad
Clases de drogas
9 years ago
