Considerando los últimos 5 años, aún recuerdo el aroma de vastos días fulgorosos del ser amado, helados de vainilla, hojas de verano, canciones trascendiandonos los años, tatuaban nubes de algodón sobre nuestras formas de personas, grises días de ternura intuían mi deber pero; temeroso resolví alejar todo aquello por lo que había luchado, percusiones antisonantes decrecieron la voluntad de aquel papel que aún guarda una propuesta, que todavía no hemos negociado.
Regocijado, ensimismado, desmesurado, ardo y burdo me encontré, hasta dejar de decidir por mí. 4 días atrás, el evangelio de tus caprichos llegó abordandome, sobre un velero navegante de desiertos inconclusos, una señal... influencias joviales alarmaron la llegada de lo divino, luego cardiacos momentos, esos huecos no son de hambre, son de sueños; perdidos en algun momento pendiente que avanza recortando partes de vida que gira en ruletas como espirales, interminables, indescisas, desordenadas, intermitentes, enfocadas en cruzar los contenidos de estas vasijas hasta encontrarte, destinos, azares, divinidad, no sé, pero agradezco al toque divino que me ha llevado cruzando el desierto de nostalgias de tí, he regresado de entre los muertos para convertirme en un mortal, hasta que mis días te vean llegar al fin, talvez no para mí, pero si conmigo.
Cursilereandome las palabras he injertado un marcapasos nuevo, curado, activo, artificial pero funciona de manera sublime, ante estos deseos de tenerte entre mis brazos a cada momento que los extiendes, para no dejarme ir de nuevo.
He cicatrizado la herida más profunda que me permití adolecer con el antídoto de tu amor.
Hace tiempo que no uso el escudo de mi corazón, no era necesario, ahora que lo tengo no se como funciona, pues me encuentro desarmado.
Clases de drogas
9 years ago