Pasos De Un Náufrago.

Caminante no hay camino, no puedes regresar,
no hay huellas que te lleven de regreso, las ha borrado el mar.

Recuerdo alguna vez, haber soñado ser un fénix,
con alas de fuego, con ojos de cielo y voz cristalina,
rememoro que, talvez tiempo atrás,
no había luna sin sombra, o sol sin obscuridad,
tiempos donde el amor movía montañas.

Ahora sólo hay edificios, contaminación y
guerras moviendo mapas, volteando banderas.

Durante algún tiempo.
Había hombres, y mujeres, fuertes y débiles,
habían quienes hicieron cosas y quienes sólo observaron,
y no sabían que sin el uno, el otro no tenía razón de ser.

Habían quienes mataban y quienes morían,
había quienes asesinaban y quienes se vengaban,
había quienes pecaban y dormían,
habia quienes amaban y quienes envidiaban.

Cuentan que dios fué uno de ellos,
no un volador, tampoco un fénix;
sino un asesino, de donde he heredado,
cuentan que dios usó su arma mas poderosa para matar:

El Mar, la Lluvia y el Cielo,
y de eso habla mi historia,
de matar al mar de lágrimas,
con la lluvia y el cielo.

Había quienes mentían y quienes creían,
pero nunca escuché de alguien que volara;
y ya no recuerdo si alguna vez volé, ó,
sólo imagino que recuerdo un sueño que nunca fué.

Entonces...llovió en mis ojos, algo asi como:
durante 40 días y 40 noches y
esas lagrimas mojaron mis alas de fuego,
apagando los sueños y no volví a ser más.

Ahora, sólo creo que lo recuerdo, por que sigo caminando
y temo no volver a volar ni a soñar. . .

Alguna vez escuche decir:

-Si vas a hacer algo házlo bien, sin titubear,
si vas a jugar para ganar, juega como un ganador,
si vas a pescar, comerás sólo del pez más grande en la mesa,
y si tengo que matar, no debo tener misericordia
sentimentalmente sería un acto noble,
es mejor morir, que vivir moribundo
y en estas cosas del corazón;
la frialdad será algo que agradecer.

Siento que te extraño, pero no te quiero hablar,
y no le he temido al mar, por que sé que con mis lagrimas;
si algún día se secase lo volvería a llenar,
he intentado nadar hasta donde el cielo toca el mar
pero cada gota me arroja a la tierra, cada ola me despierta
obligandome a caminar.

Aún mojada es la tierra, cual pantano pudierame tragar,
pero no hay a donde ir, a donde huir,
sólo te puedo asesinar, y una vez hecho
sólo podré rodear al mar y caminar,
aunque al mar le de mil vueltas y
no te vuelva a encontrar.